La evaluación en Educación Infantil pretende valorar
el grado en el que se van desarrollando las capacidades, así como orientar las
medidas de refuerzos o adaptaciones curriculares necesarias. Evaluar consiste en realizar un seguimiento
a lo largo del proceso educativo que permita poner en relación los criterios de
evaluación, asociados a las capacidades que se pretenden desarrollar, con las
características y posibilidades del alumno, orientando y reconduciendo el
proceso de enseñanza y aprendizaje. El referente para establecer los criterios
de evaluación lo constituyen los objetivos generales, los objetivos de las
áreas y los contenidos, así como las competencias básicas.
En la
evaluación del alumno y alumna, de sus logros obtenidos, presento tres fases:
Inicial: donde llevo a cabo una evaluación previa a cualquier tipo de intervención, recogiendo informaciones referidas a las circunstancias personales y sociales
de los niños, el momento evolutivo en el que se encuentran, las ideas previas y
otros datos que ayuden a la planificación.
Procesual: durante
todo el proceso, observando las estrategias que emplean los niños y niñas,
las actitudes que manifiestan y las relaciones que establecen.
Final: interpretando los resultados expresados en términos de capacidades
desarrolladas, procesos iniciados, conductas no previstas, etc.
Entre los
procedimientos de información, considero la observación directa y sistemática como un instrumento de primer orden, que permite realizar el seguimiento a lo largo del proceso educativo, valorando y ajustando
la intervención educativa en función de los datos obtenidos.
Como instrumentos de observación que
permitirán recoger de manera organizada información individual sobre dicho
proceso y, por consiguiente, proporcionar datos globales y pautas de actuación
con cada alumno, utilizo los siguientes:
-
Entrevistas con las familias.
-
El
diario de aula.
-
Las
conversaciones con los alumnos.
-
Las
situaciones de juego.
-
Las
producciones de los niños y niñas.
En mi aula, la evaluación se concibe y practica de la siguiente
manera:
-
Individualizada, centrándome en la evolución de cada
alumno/a, teniendo en cuenta su situación inicial y particularidades.
-
Integradora, para lo cual contemplo la existencia de
diferentes grupos y situaciones y la flexibilidad en la aplicación de los
criterios de evaluación.
-
Cualitativa, en la medida en que se aprecian todos los
aspectos que inciden en cada situación particular y se evalúan de forma
equilibrada los diversos niveles de desarrollo del alumno, no sólo los de
carácter cognitivo.
- Continua, ya que atiende al aprendizaje como
proceso, contemplando tres modalidades:
- Evaluación inicial. Proporciona datos acerca del punto de partida de cada alumno/a,
dando una primera fuente de información sobre los conocimientos previos y
las características personales, que permiten una atención a las diferencias y
una metodología adecuada.
- Evaluación formativa. Realizada de una manera continua durante el mismo proceso de
enseñanza-aprendizaje, observando y valorando los progresos y las dificultades
de cada alumno/a, con el fin de ajustar la intervención a las necesidades
individuales, estableciendo las medidas de ajuste y ayuda que se consideren
adecuadas.
- Evaluación sumativa. Estableciendo los resultados al término del proceso total de aprendizaje
en cada periodo formativo y la consecución de los objetivos.
Del mismo modo que
se evalúan los aprendizajes de los alumnos y alumnas, también debemos evaluar
nuestra propia intervención educativa con la intención de mejora. Se evaluará
la validez de objetivos, contenidos, relaciones, organización, agrupamientos,
etc.
Yo propongo una tabla como la que se presenta:
Nombre
del proyecto:
|
|||
Elementos a evaluar
|
Sí
|
No
|
Propuestas
de mejora
|
· El proyecto de trabajo ha sido
interesante para los/as alumnos/as.
·
Ha sido adecuado a las capacidades de cada niño y
niña.
·
Se han trabajado nociones, destrezas y actitudes.
·
Se ha permitido que cada niño tenga el tiempo
necesario con su ritmo de aprendizaje.
· La disposición del material ha permitido actuar con
autonomía.
·
La organización espacial ha facilitado la comunicación
y el diálogo.
·
Se ha dado la oportunidad de interactuar entre iguales
y con la maestra.
· Han tenido la oportunidad de expresar emociones y
sentimientos.
·
Han surgido imprevistos.
·
Han tenido cabida las iniciativas de los/as niños/as.
·
La ayuda prestada ha sido ajustada a la necesidad de
cada niño/a.
·
Los/as niños/as han aprendido lo que se esperaba.
·
El desarrollo de la actividad se ha ajustado a lo
programado.
|
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De los resultados
obtenidos se realiza la valoración correspondiente con la intención de
mejorar mi propia práctica docente.
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